Uno de las principales síntomas en los clientes de seguros es sin duda la falta de confianza. Este síntoma tan preocupante no surge de manera espontánea, sino que responde a un factor oscuro y demasiado común en el sector: la falta de transparencia.
Los usuarios responden con fidelidad a su compañía de seguros, ponen en sus manos todos aquellos bienes que más le importan, y sin embargo, les pagan con otra moneda: pólizas mal calculadas, subidas de primas no reflejadas en los contratos, problemas con los plazos de renovación o baja del contrato, y cómo no, con coberturas que no alcanzan ni de lejos las expectativas, ojo, aquellas que había generado la propia compañía.“¿Quiere el cliente lo que le conviene?”